Sociedad
Jardines maternales de la provincia en crisis:”Si la situación sigue así, la tendencia es desaparecer”
Los jardines maternales de la provincia se encuentran hace años en una situación difícil debido a que no pueden solventar la actividad a raíz de la permanente actualización económica del país y de la falta de inversión del Estado. Desde la ADIMP resaltan que, para no trabajar en pérdida, deberían cobrar el triple de los aranceles actuales, pero los padres no podrían sostener esto y temen tener que cerrar sus puertas si no se avanza en algún tipo de asistencia estatal.
Comunicación telefónica del programa Ciudadanos con Judith Salom, presidenta de la Asociación de Directores de Jardines Maternales Privados (ADIMP).
“Venimos con problemas para sostener las instituciones desde mucho antes de la pandemia, pero en ese período se agudizó la situación y no logramos salir de eso”, aclara Judith. “Entendemos que todas las actividades están en crisis, pero nosotros trabajamos con niños muy pequeños, es tiempo de unir esfuerzos: padres, prestadores de servicios y el Estado. Hasta ahora en nuestra actividad, el Estado está bastante ausente.”
En el año 2020 junto a la diputada Silvia Rojas presentaron un proyecto de ley cuya finalidad es regular y reivindicar la actividad como esencial, y armar un registro provincial de jardines maternales para pedir ayuda económica al Estado para solventar los gastos de cargas sociales del personal. “Creemos que el proyecto está en estudio para dictamen, pero es todo lo que sabemos”, agrega.
Judith sostiene que es imposible que cierren los números solo con las cuotas que abonan los padres. “Después de las paritarias que firmó el rubro comercio (porque nosotros lamentablemente pertenecemos a ese rubro), nos dimos cuenta de que no llegamos ni a fin de año. Según la proyección que recibimos, para diciembre tendríamos que estar pagando un promedio de $130 mil por cada trabajadora. Una sala de diez niños no junta eso, además de que por sala se necesitan dos maestras más una circulante.”
En el año 2006 la Ley General de Educación contempló a los jardines maternales dentro de la ley, pero marca una diferencia entre educación obligatoria y no obligatoria. “De nosotros, que somos instituciones no obligatorias, el Estado no se hace cargo. Brindamos un servicio de cuidado y atención al niño que se complementa con un proyecto educativo, no veo por qué no es considerado tan importante como la educación obligatoria, sobre todo en estos tiempos. Es una actividad netamente privada.”
Según aclara Judith, la demanda de jardines maternales es alta, “pero en los últimos 20 años seguimos estando los mismos jardincitos, teniendo acá el profesorado de nivel inicial. O sea, nadie quiere invertir en esto. Lamentablemente, no abren nuevos jardines porque no dan los números. Si la situación sigue así, la tendencia es desaparecer”, lamenta Judith.
La situación con el Estado es que, si éste le exige a la mamá reintegrarse al trabajo a los 45 días de parir, remarca, “ese niño pequeño en algún lado tiene que quedar, pero no hay otra opción que no sea la privada. Entonces, por un lado el estado exige, pero por otro no ofrece solución.”
El costo por mes de enviar a un niño al jardín ronda los $12 mil por tres horas, y a partir de ahí por cada hora extra son cerca de $2000 más por mes, en la experiencia de Judith. “O sea, por una jornada de cinco o seis horas, los padres pagan cerca de $16 mil. No es que sea económico, pero para nosotros no significa nada, porque aunque lleguemos a juntar unos pesos, en junio y en diciembre se licúa porque tenemos que pagar aguinaldo. Si aumentamos los aranceles, la familia no lo puede pagar, y es muy importante que se le pueda garantizar al niño ese espacio”, finaliza.