El martes 15 de julio, el Gobierno desplegó una estrategia combinada para frenar la suba del dólar, que a media mañana se acercó peligrosamente a los $1.300. Las medidas incluyeron venta masiva de contratos de dólar futuro, activación de pases pasivos por parte del Banco Central y una licitación extraordinaria de deuda en pesos para absorber liquidez, logrando calmar la presión sobre el tipo de cambio .
Gracias a esta intervención, el dólar minorista cerró en $1.280 en el Banco Nación, bajando $15 respecto al pico intradiario, mientras que en el mercado mayorista la divisa retrocedió $20 hasta $1.260 . En el mercado de futuros de Rofex, se negociaron casi USD 3.000 millones, con contratos de julio cayendo hasta $1.275 y los de agosto a $1.306,50 .
La intervención responde al exceso de pesos tras el canje de LEFI por Lecaps, que dejó en circulación montos elevados de liquidez en pesos. El Tesoro salió con una licitación fuera del calendario para absorber ese circulante y estabilizar las tasas a corto plazo, en un intento de desincentivar la dolarización . Analistas destacan que estas acciones buscan anclar expectativas al reducir la presión sobre el dólar, aunque advierten que podría tratarse de una medida temporal ante la persistente fragilidad del esquema cambiario