El Gobierno argentino realizó esta semana un fuerte desembolso al Fondo Monetario Internacional (FMI) por más de u$s2.700 millones, incluyendo un pago de u$s780 millones en intereses. A pesar de esta salida significativa de divisas, las reservas del Banco Central se mantuvieron por encima de los u$s42.000 millones, gracias a la suba en las cotizaciones y otros factores técnicos. Esta situación se da en el marco del acuerdo vigente con el FMI, que ya desembolsó u$s14.000 millones de los u$s20.000 millones pactados para fortalecer las reservas y estabilizar el mercado.
En paralelo a los desembolsos, el Gobierno modificó su estrategia cambiaria: abandonó el crawling-peg del 1% mensual, levantó parcialmente el cepo para personas físicas y adoptó un régimen de flotación con bandas. También hubo una flexibilización por parte del FMI, que ahora hará revisiones semestrales en lugar de trimestrales. Esto se da tras una fuerte volatilidad del dólar en julio y un contexto financiero aún frágil. Aun así, el objetivo de sumar u$s3.500 millones en reservas netas antes de diciembre sigue firme.
Para cumplir esa meta, el Gobierno deberá combinar compras diarias de divisas, toma de deuda o avanzar en privatizaciones por al menos u$s6.000 millones. Según la consultora 1816, si se opta solo por la compra diaria de dólares, se necesitaría adquirir unos u$s30 millones por día hasta fin de año. El FMI instó al BCRA a ser más proactivo y seguir ejemplos de otros países que lograron acumular reservas con éxito. En este escenario, la evolución de las reservas se convierte en el principal indicador de la capacidad del Gobierno para sostener la estabilidad económica y cumplir con los compromisos asumidos.